12/10/2011

¿Cómo empiezo a explicarme el funeral en mi cabeza? ¿Empiezo contando las flores marchitas, los puñados de tierra, el olor a podredumbre? Estoy estancada en un sinsentido, en un absurdo. Quiero lo que no puedo tener y lo demás me es indiferente y, aún así, dejo de querer lo que quiero cuando la costumbre y el tedio distorsionan mis sentimientos. ¿Tengo sentimientos? ¿No son todos, acaso, caprichos infelices, teatralidad, pantomimas para pretender sentir algo? En el fondo quiero que me duela, que me sacuda, pero con el paso del tiempo empiezo a dudar que yo tenga un fondo. La polea es sólo decoración, retórica, cursilería. Lo que quisiera sería estrellarme contra alguien, tener la vida en la palma de la mano, poder ver la realidad como realidad sin que la música del funeral de mi cabeza me secuestre y me aleje de ella. Supongo que, secretamente, todavía espero que alguien me salve y pongo mis esperanzas en cualquier letra, en cualquier nombre...

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