Entran las trompetas por mis orejas, se funden dentro y caen hasta mis pies. El calor me hace brincar, mover las caderas y hasta cantar en Yugoslavo. Consecuencias de oir a Goran Bregovic hasta el cansacio. Como hay de cosas en las que son inecesarias las palabras, en la que se captura el lenguaje universal de la raíz de donde brotó el todo. Duende, como se le llama. Llama romaní.
9/01/2004
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