La ansiedad es terriblemente ambigua. No sabemos si lo que queremos es sexo, un golpe, tal vez algo doloroso, como arrancarnos los dientes. No sabemos si es un presentimiento o un simple invento nuestro. No sabemos que hacer, no nos sentimos seguros. Envidiamos y luego vomitamos sobre lo envidiado. Luego queremos otra cosa. Pero volvemos a lo mismo. La ansiedad es un cagada perdida de tiempo. La muy maldita.
9/15/2004
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