8/23/2011
Mucho gusto, Abulia.
Me llamo Abulia. No me muevo, no me río. Pero me desgajo, me estallo, me parto, me quiebro. Todo sin pestañear, sin titubear, sin pensar siquiera. Sin levantarme de la cama. Los escritores son inventores ––dice Abulia–– pero yo sólo sé morderme las uñas con mesurada y contenida angustia. Qué no daría yo --musita Abulia-- por derramarme por ahí y seguir con las agonías de la vida viva. Lo prefiero -- comenta Abulia-- a quedarme en cama pensando en fantasmas que he despedido y que al abrazarme apretaron todos mis pedazos rotos. A los que ofrecí mi lengua de arena y los que besaron en mí al vacío. A los que sondeé cuando no me miraban y de los que me escondí cuando lo hacían. Soy Abulia, de pupilas huidizas; la que ha hecho de su cuerpo, a la vez, un altar y un cenotafio.
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