12/31/2006

Año viejo

No dejo de ser un estorbo, no dejaís de estorbarme. Las relaciones sociales son pretextos, la gente obstáculos. La rabia se afianza, la fealdad también. No me canta nada, no me importa nadie. Sólo espero que el hipócrita olvido me consuma y, de una vez, detener mi eterno vicio de poner esperanzas en vosotros, la gente. Hartaís con vuestra jerga imbécil, creyéndoos originales en un mundo de eterna reiteración; pensando que sois únicos en un mundo de vaginas y penes. El día que os pueda pegar 3 tiros y no muraís, ese día sabre que fuísteis diferentes. Por ahora, seguid cagando.

Días tercos, ahora vaís a llamaros dos mil siete. Un número moderno y mecánico, como la última versión de una licuadora carnívora, como el modelo de un taladro atraviesa ojos. Como la hacha que corta su cabeza, como la máquina de tatuar condenas. Tatúadme a mi la condena de haber existido y dejadme en paz, devolvedme lo que fuí, en otros años con días menos modernos. Hazme intacta de manos, de penes, de saliva, de bocas que han pasado por aquí en vano. Borrar los surcos, herir las ojeras, cortar la cara y el gesto imbécil de ser quién soy. Borrarme la conciencia, el pavor, el horror del circo cotidiano.

Espero impacientemente romperme.

12/30/2006

Diatriba contra el noviazgo.

Noviazgo. Masoquismo, drama, egoísmo. Abandonar el propio cuerpo para bailar al ritmo enloquecido del otro. Mentirse a cambio de una sonrisa. Venderse a cambio de un beso. Refinada prostitución, manipulación y otros manjares de las relaciones humanas. Ser títere, ser culpable, ser femenina, ser lo que él quiere que seas a cambio de su grandiosísimo--y nunca eterno--agrado.

Viva el sexo, muera el amor.

8/22/2006

No. No. El dolor no es necesario para escribir.

Entre mañana y mañana, viviré el absurdo de cada día. Un día podré cambiar el mundo. Al siguiente me convertiré en bicho. Seré mierda, basura, moscas en la casa. Me mezclaré con los buenos, me aliaré con los nadies. Me vencerá el vacío de cada noche. Me vencerán las dudas, los celos. Me curarán las expectativas, las imbéciles ilusiones.

Sobreviviré porque aún respiro.
Aunque con rabia.

5/19/2006

Rabia

La rabia es la consecuencia inminente del silencio.

Celos

Los celos son físicos, no psicológicos. Son la derrota más profunda, la prueba infalible de que nada es nuestro. De que nada se pierde porque nada se tiene. De que estamos solos.

5/10/2006

He oido que la reflexión incluye,
-entre todas las vanidades-
el sabor a sangre del metal,
la metódica cortada en cruz.

La obsesión con el espejo
no tiene nada que ver con la belleza.
Es el gesto, la arruga, el defecto:
el tope de todos los placeres.

Cortarse es hedonista,
suicidarse es romántico.
Queremos vivir sintiendo,
arrojándonos. Impulsándonos.

Nos imaginamos,
huesos rotos en las piedras
y nos dan ganas de tocarnos.
De que nos duela, de que nos mate.

De sentir algo. De sentir algo.

4/21/2006

¿Se acuerdan?

Había una vez una rata con un corazón muy pesado. Era tan pesado que la detenía, la pegaba al suelo y no la dejaba correr con las demás ratas. La rata lo arrastraba intentando alcanzar a las otras, pero la piedra se iba hasta el fondo de su cuerpo y no la dejaba mover. Y cuando otra rata venía a hablarle--quién sabe por qué--la rata se sentaba encima de su corazón para esconderlo. Una vez la rata se aburrió de su corazón. Con su garra gris agarró un vidrio y se empezó a cortar la piel. Detrás de los pelos sucios y grises estaba su piel rosada, que se abría cada vez más y aunque le dolía cortarse, la rata sabía que no había otro modo de hacer las cosas. Unos nacen con corazones ligeros pero a esta rata infeliz le toco una piedra de corazón. Siguió cortando y desangrándose. Se manchó los bigotes de sangre. Se manchó la cola de sangre. Se manchó las uñas de sangre. Pero no sé rindió: la autodestrucción no terminaba. Se abrió, metió la garra en su cuerpo y encontró una piedra rara. Fea, gris, común y corriente como sí misma. La rata la empuño en su garrita y la tiro al carajo, al carajo, de donde no vuelve nadie. Aprendió a correr.

2/26/2006

Perdóname por ser tan común y tan corriente.
Por gastarme los días pensando en tomar el tren a tiempo,
por limpiar las espigas de mi abrigo,
por dejar que la lluvia me moje el cabello.

Ah, tú, que lo llenas todo con tu nombre
que me sabe a algo eterno,
donde no cabe la taza de café,
ni la estupidez humana, ni siquiera
el indecente reloj. Tú,
diáfano, que me empujas dulcemente
hacia el vacío, vertiginoso, de tu cuerpo.

Déjame romperme en tus huesos,
dejame descansar del humo de las factorias,
de los abrigos negros, del pavimento.
Déjame rastrear tu corazón con mi boca,
intentar atraparte--aunque la empresa sea imposible--
entre mis brazos y no cansarme nunca
de pararme en esa oscura orilla en donde paseas.

Pero perdonémonos, perdonémonos por no merecernos.

2/15/2006

Quiero el silencio

¿Debo resignarme? Acasó tendré que escuchar las palabras vacías, brincando y bailando borrachas de boca en boca. Acasó tendré que gastar mis contados minutos, viviendo sin vivir, sólo existiendo. Acaso tendré que mirar, como dice Vallejo, que un pene y una vagina son el afán de nuestra existencia. Acaso tendré que resignarme a ser una mera humana y no un pájaro como quiero ser. Tendré que andar, parir con dolor, llorar. No podré ser hoja eucalipta, intensa; o oro verde en el agua de un río.

¿Para qué entonces la existencia? ¿Para qué? Tendré que luchar con la conciencia de la vida y con mi carácter insoportable. Tendré que aceptar esta estupidez de diana.

La acepto, entonces. Pero no del todo.
Me siento terriblemente humana en este momento, y mis palabras me saben a un patetismo desabrido.

Por honesta, si fuera vana quizá mi canto convencería...

y aún así lo soy.

Vida

A mi vida la persigue el absurdo, como el agua persigue el canal.