¿Debo resignarme? Acasó tendré que escuchar las palabras vacías, brincando y bailando borrachas de boca en boca. Acasó tendré que gastar mis contados minutos, viviendo sin vivir, sólo existiendo. Acaso tendré que mirar, como dice Vallejo, que un pene y una vagina son el afán de nuestra existencia. Acaso tendré que resignarme a ser una mera humana y no un pájaro como quiero ser. Tendré que andar, parir con dolor, llorar. No podré ser hoja eucalipta, intensa; o oro verde en el agua de un río.
¿Para qué entonces la existencia? ¿Para qué? Tendré que luchar con la conciencia de la vida y con mi carácter insoportable. Tendré que aceptar esta estupidez de diana.
La acepto, entonces. Pero no del todo.
Me siento terriblemente humana en este momento, y mis palabras me saben a un patetismo desabrido.
Por honesta, si fuera vana quizá mi canto convencería...
y aún así lo soy.
2/15/2006
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