La que ahora es mi habitación una vez fue parte del comedor. Es decir, han divido el comedor de modo que hay dos cuartos y uno es mi habitación. Me separaron de mi cuarto anterior, el que incomodamente compartía con mis dos hermanas y me han puesto aquí, como dije antes, al lado del comedor. Me gustaba al principio, cuando era mi habitación. Poco a poco empezó a ser una extención del comedor y menos mi habitación. Todos entran, todos salen. Mis cosas, tan personalmente bautizadas, no valen más, no importan más. Mi baúl pintado con la Alhambra está olvidado, mis cuadros, inacabados. He descubierto que la mediocridad tiene dos caras. Una, hacer las cosas muy bien, pero no terminarlas. Y otra, terminar las cosas, pero mal hechas.
7/19/2004
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