9/17/2011

Siempre me gusta vivir, ya lo decía...

Vale la pena acordarse de lo pequeño que es realmente uno dentro del mundo. La ventaja más grande del ser humano es la de poder maravillarse todavía de cosas que escapan su imaginación y su conocimiento. Es el poder de, aún, permitirse interpretar la realidad.

Cuando Van Gogh se asomó a la ventana de su sanatorio y miro las estrellas de Arlés y vio a Dios en ellas y las pintó tal cual, llevaba a cabo un rito milenario. El mismo que nos hizo adorar al sol antes, el mismo que nos hace rezar para que el calentamiento global no nos mate ahora.

Nuestra existencia fugaz es hermosa.

No hay comentarios.: