Sólo el odio no delira ante la pereza eterna. No es tan débil como el amor, ni como la alegría, ni como las ganas de vivir. El odio es y será, eterna lucha caliente.
No, no soy normal. Lo cual tampoco significa nada especial. Y de todos modos, no quisiera ser normal. Nunca nadie normal hizo nada importante. Yo quiero hacer algo importante aunque fracase, quiero fracasar con elegancia.
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