En la pantalla gigantesca del teatro aparece la imagen de un cura caminando entre cadáveres. Levanta la mirada y tiene una visión absoluta: Se da cuenta de que está caminando entre cadáveres. Ve, en la lejanía, más y más cadáveres, montañas de cuerpos ensangrentados, todos muertos. Y no puede soportarlo, es demasiado.
El infierno de Hobbes: La naturaleza humana paseando en la ambiguedad de la absoluta libertad. La eterna lucha de la esencial maldad contra la esencial bondad. El hombre en medio, víctima de la más fácil y asesino de la otra. La razón, ahora casí inexistente, que alguna vez sirvió de balance muere junto a la bondad. Nunca el mundo será el mismo luego del Holocausto, por ejemplo. Ya sabemos que no hay límites para nuestra locura. Y eso no es deprimente, es aterrorizante.
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