11/11/2005

Me cuesta escribir aquí como en un diario. Supongo que se debe a la inercia de mi vida, a lo poco que en realidad tengo que decir. Últimamente he estado muy deprimida y he pensado en el suicidio, un par de veces. Bueno, en realidad, un poco más que eso. Aunque dudo mucho que me atreviera a hacerlo, lo he pensado y he hasta llorado. ¿Cómo sería todo después?

Estoy en un momento en que las pocas cosas de la vida que me alegraban se extinguen, una a una. En la escuela estoy totalmente bloqueada. Aunque mi diágnostico es que mi estupidez se debe a mi miopía; esto parece acentuarse y empiezo a dudar de mis propias conclusiones. No tengo amigos, y sí, está bien, es culpa mía. Quizás se deba a las cosas vacías de las que hablan los demás, llenos de pretensiones. No soporto eso, lo detesto. Detesto que la gente no tenga ganas de vivir, de disfrutar, de soñar y conocer el mundo. Esta ciudad es tan hostil.

Temo que si sigo así, una de dos: O me enloquezco o me subyugará el vacío. Estoy tan eternamente sola. Pero es una soledad especial, es más que una soledad que se apaciguará con un abrazo. Yo quiero amor. Quiero más que un abrazo: quiero todo. Vuelvo a escribir ambiguamente, lo siento. Lo siento por mi porque no puedo sincerarme, ni decirme la verdad a mi misma. No sé la verdad, o tal vez si, pero descubrirla cuesta un mundo.

Me corto aquí, algo dentro de mi me detiene...